EPISODIO # 10 .- Por qué sonreír
Introducción
Hay que ver la que se ha liado.
Y no es cosa preparada; realmente, siempre que se lía algo, ocurre sin que los que lo iniciaron todo supieran lo que iba a pasar.
Digo lo del episodio anterior.
Pensé que sí, que iba a gustar y que el momento era bastante bueno, por aquello de la tristeza que nos proporciona el clima, cuando los días son sombríos y anochece tan temprano. Bueno, ya sé que hay gente que me escucha desde el otro hemisferio y esto no les afecta porque están ya entrando en el verano y se ven imbuidos por la alegría de la luz del verano. Pero esa es otra historia. Total, que hoy voy, otra vez, a saltarme el guion de lo que tengo en el calendario de publicaciones voy a hacer una especie de segunda parte del episodio anterior. Así que hoy…
POR QUÉ SONREIR.
Bueno, empezamos por varias cosas. La primera, es que ya llevamos 10 episodios. Yo no sé si os parece poco o mucho, pero a mi, bueno, alucino por la acogida, y porque estos 10 episodios me han parecido un suspiro. Y, además, porque me daba mucho corte ponerme delante de un micro y empezar a contar todas mis ocurrencias, en torno a un tema que eligiera.
Pero, es curioso, cada vez me siento más cómodo. Es curioso, porque a mí, lo de hablar a una máquina. Siempre he sido de distancias cortas, charlas con cafelito de por medio y una distancia no superior a la de la mesa de un café.
De hecho, casi nunca dejo un mensaje en un contestador; y, por supuesto, antes que un mensaje de voz, procuro llamar a quien sea. Definitivamente soy de otra generación.
Repercusiones del episodio anterior
Pero, bueno, vamos al lío, que como empiece a desvariar tendré que dejar el tema de hoy para la semana que viene y eso no está bien.
Digo que la he liado porque he ido recibiendo bastante reacción al podcast. Eso sí, me ha llamado la atención que en vez de escribir en el formulario, me han dejado mensajes en el móvil, preciosos, por cierto.
Es más, con alguno me he dicho: caramba, pero si esto es un episodio entero, esto es un podcast en toda regla. Le pongo la entradilla, y ya está.
Pero lo grande es que no es que me halláis hablado de la sonrisa, sino más bien de los efectos de la sonrisa, y eso es lo que me ha llevado a la pregunta: por qué sonreír.
Me quedo con una cosa que me dijo una amiga, a raíz del programa: te lo digo de forma literal, o lo más literal que pueda: quiero ser más amable, valoro la amabilidad, y que lo sean conmigo y, por tanto, me esfuerzo por serlo con los demás. -y si veo que a alguien le sienta bien algo, o hace bien algo, pues decírselo. Pues el caso es que el repartidor que me trae los paquetes a casa, es muy amable, y se lo dije Y, oye, le provocó una sonrisa enorme. Y me di cuenta de que la sonrisa le hizo estar más guapo.
Y, es verdad, la sonrisa nos hace más guapos, nos transforma y nos hace, además, sentir mucho mejor.
Amable
Hay una palabra que me encanta: amable.
¿Sabéis que me gusta mucho irme al diccionario para saber qué dice la Real Academia sobre el significado de las palabras? A veces me llevo grandes sorpresas.
Como la palabra amable me gusta mucho, no fue una excepción.
Amable significa: Digno de ser amado.
¡Digno de ser amado!
Cuando le decimos a alguien cualquier cosa agradable, nos hacemos dignos de ser amados.
Y, no deja de ser curioso, que las personas dignas de ser amadas provocan sonrisas.
Hay situaciones dignas de ser amadas; por tanto, amables.
La sonrisa, ese gesto tan sencillo, tan pequeño, nos hace amables. Y genera más sonrisas.
Siempre he pensado que la única revolución humana digna de triunfar es aquella de pequeños gestos, aquella en la que comienza con una sonrisa; porque la sonrisa te transforma tanto a ti que sonríes, como a la persona a la que sonríes.
Te propongo una cosa:
Un día que no te encuentres bien, sonríe. Es difícil, lo sé. No tienes ganas. Pero sonríe, piensa en tu estado de ánimo ahora; tal vez este sea el momento. Sonríe. Que sí, que sí, que te lo estoy ordenando.
Si mantienes unos segundos la sonrisa, poco a poco irás sintiendo una sensación agradable. No, nada se soluciona, es verdad. Pero tu ánimo es posible que se haga un poco más ligero. La sonrisa puede hacerte volar, puede sacarte del pesar.
En el programa anterior te aconsejaba una canción: Smile, de Charles Chaplin.
Hoy te la voy a leer, creo que apunta en la dirección de lo que estoy hablando.
Smile
Sonríe, aunque te duele el corazón
Sonríe a pesar de que se está rompiendo
Cuando haya nubes en el cielo, te las arreglarás
si sonríes a través de tu miedo y dolor
Sonríe y tal vez mañana.
Verás que el sol brilla por ti
Ilumina tu rostro con alegría
Ocultar cada rastro de tristeza.
Aunque una lágrima puede estar tan cerca
ese es el momento en que debes seguir intentándolo.
Sonríe, ¿de qué sirve llorar?
Encontrarás que la vida aún vale la pena
Si sólo sonríes
Fíjate, que tantos gobiernos e instituciones se afanan en conseguir armas de destrucción masiva, yo creo; y lo creo firmemente, que la sonrisa es un arma de construcción masiva.
Bueno, ya, la próxima vez que nos hablemos, habrá pasado la Navidad. Me voy a permitir la licencia de desearte felicidad. Y, sobre todo, pedirte que sonrías. Busca motivos y si no lo encuentras, pues porque sí, porque sonreír te beneficia.
Muchas gracias por tu escucha y hasta la semana que viene.
Por cierto, no olvides contarme tus impresiones y pareceres.
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