La música (en una sesión de masaje)
Introducción
Ahora mismo estoy escribiendo.
Como decía, ahora mismo estoy escribiendo.
Escribo las notas (la escaleta) para el programa nº 20
Quiero que este programa sea como cualquier otro; pero inevitablemente es un programa especial.
Hace ya 20 semanas comencé a contar cosas a un micrófono. Pero resulta que el micrófono son oídos, oídos de personas que escuchan. Y esos oídos son los vuestros, claro. Algunos de vosotros me habéis dicho cosas, impresiones, preguntas, me habéis inspirado programas. Otros, prefieren escuchar, sin más, que, para mí no es poca cosa.
Lo cierto es que son 20 programas, 20 semanas y a los tú que me escucha, quiero dar las gracias. Hablo en una habitación, sólo; pero conseguís que no sea soledad.
Y como quiero que sea un programa especial, quiero hablar de algo que me apasiona, que me fascina. Hoy hablo sobre la música.
La música, la lengua de los dioses
Tengo que avisarte de una cosa; sobre la música puedo decir muchas cosas, pero siempre he pensado que la música es una de esas cosas sin las que vivir pierde parte del sentido.
De hecho, yo que no soy creyente siempre he pensado que si existiera Dios, algún dios, su lenguaje, su lengua, su idioma, sería la música.
Gustos musicales
También quiero advertirte de que mis gustos musicales son un tanto peculiares; siempre he dicho que la música que más me gusta es aquella cuyos autores llevan muertos, por lo menos, 300 años, de modo que Beethoven ya me parece muy moderno.
Es una broma, pero lo cierto es que siempre busco músicas que me hablen de tierras lejanas, de tiempos remotos, de culturas ajenas.
Busco ampliar las fronteras, no sé cuáles, en realidad, porque la música es un país que no tiene fronteras, en el que todos pueden entrar y del que todos pueden salir.
La música como seguro de salud (tal vez mental)
Obviamente, hablo por experiencia propia y desde una brutal subjetividad. Lo cierto es que siempre he pensado, te lo he dicho antes, que un mundo sin música, sencillamente, me es inconcebible. Hay muchas cosas que puedo imaginar que no existiera, pero no la música.
Y es que la música… ¿No es verdad que dicen que la música amansa a las fieras? ¿O que quien canta su mal espanta?
Pues creo que la música, tiene el poder de amansarnos, de calmarnos, de estimularnos, de alegrarnos, de cambiar nuestro humor.
Quien me conoce sabe que no me entusiasma bailar, que siento que hago el canelo cuando lo hago; pero reconozco que a la mayoría de las personas, moverse al ritmo de una canción les hace elevar su espíritu.
Y cantar también es una maravilla.
Mi pasado musical
De hecho, hace ya… Bueno, casi un millón de años, yo cantaba en un coro. Es algo que recomiendo.
Primero porque te hace entender la música desde dentro, desde el sabor que deja entonar con otras voces canciones tanto antiguas como modernas; eso ya depende de tu gusto, claro.
Cuando sientes que las voces se entremezclan en la armonía con otras voces, aunque sea por un momento, sientes que tu ánimo se eleva. No me atrevería a decir que sientes felicidad, pero si no lo es se le parece mucho.
De hecho, yo canté mucho en mi juventud en un coro. Ahí entoné cosas del renacimiento, el barroco, cantando cosas con orquesta y sin acompañamiento musical, sólo las voces. Música de todos lo tiempos y lugares. Obviamente, tengo mi predilección, pero al final, lo importante es sentirte parte de la música, de las ondas sonoras que se entrelazan y acarician el alma a través del oído.
Y ahora he vuelto al mismo coro en el que canté. Ahí me he reencontrado con gente que cantaba conmigo en aquella época y a nueva gente. Es ya otro coro, ha pasado mucho tiempo. Pero al final es lo mismo.
Y, además, el proyecto que estamos preparando me encanta: la misa Nelsonmass, de Joseph Hydn, por supuesto con orquesta. La haremos el día 1 de abril en el Gran Teatro Falla, de mi ciudad: Cádiz. Así que si pasas ese día por Cádiz, bien harás yendo al Falla a escucharnos. Espero que nos salga bien.
Vale, ¿y qué tiene eso que ver con el masaje facial japonés?
masaje para los cinco sentidos.
Cuando abrí La Calma, una de las cosas que más me hicieron reflexionar fue la elección de músicas para las sesiones. O no poner música y permanecer en silencio, que también es una opción.
Cuando doy un masaje, me propongo el reto de la transformación y que durante la transformación, un viaje. Y ese viaje es, por supuesto, sensorial, pero implica varios sentidos.
Me estoy acordando de un texto…, te lo voy a leer:
El buen vino alegra los cinco sentidos: la vista por el color; el olfato, por el olor; el gusto, por el sabor; el tacto, por lo que agrada coger el vaso; y el oído, en el brindar, por el tintín de los vasos al chocar.
Fíjate, tomarse una copa de vino de modo que implique los cinco sentidos.
Pues así pienso el masaje.
Claro, mi dirás, tú, el tacto es claro, a fin de cuentas, es lo más importante: en el masaje tocamos y ahí está el tacto.
La vista, obviamente, porque ponemos el lugar bonito, con una iluminación adecuada.
El olor por el uso de la aromaterapia o algo así.
El oído, claro, la música.
¿Y el sabor? Hay contacto, hay luz, hay música, hay aroma….
Bueno, yo ofrecía, al finalizar la sesión una infusión, pero una infusión buena. Y siempre, aunque no quisieran, un poco de agua (mineral), porque el agua eleva ligeramente la vitalidad, eleva algo la tensión, lo cual está muy bien tras una profunda relajación.
Y así, la experiencia del masaje es completa. Al menos para mí.
Por cierto, el té que no sea de un supermercado, que sea bueno, y mejor si es excelente. Me acuerdo mucho de los restaurantes en los que he comido de maravilla y, al final, cuando pido un café, resulta que es malo… ¡Por favor, que el café es el último sabor que alguien se lleva! Y el final es lo que te deja el regusto, el último recuerdo, la última sensación. Sí, la primera sensación es importante, pero también la última. Lo que te puede hacerte ir flotando.
Mis elecciones musicales
Vale, vale, pero volvamos a la música.
Una cosa importante que descubrí es que a veces, es mejor el silencio.
Pero puestos a elegir músicas, ¿cuál es la mejor para una sesión de masajes?
Bueno, esto también es bueno para los centros de estética.
Si es posible, lo mejor es personalizarla.
Hace pocos días, hablando con una amiga sobre sus elecciones musicales para los masajes, me dijo que con un cliente, amigo suyo, y al que conocía, pues le ponía músicas que sabía que conocía. Y el amigo, tras la sesión le habló de la música.
Eso me hizo pensar sobre las músicas conocidas y que nos gustan. Yo te pregunto: si la música que escuchas te gusta y la conoces ¿no activas tu atención y la escuchar con interés? Eso quiere decir que te vienes al aquí y ahora, que te aferras a la camilla para no desparramar tu conciencia, que es lo que en el masaje busco, más allá de relajar la musculatura. Por lo tanto, creo que es mejor buscar músicas que no conozca.
De hecho, yo, al elegir músicas, no utilizo eso que llaman músicas relajantes o para relajación. Son músicas new age, contra las que no tengo nada, salvo el hecho de que muchas veces me parecen que no son más que acordes largos, sin estridencias y que aunque las hagan aptas para la relajación, les falta un algo que me parece importante.
Es por eso que yo propongo músicas que te transporten, que te eleven del sitio en donde estás. Las más de las veces son músicas étnicas, bien fijas a la tierra, de una tierra lejana y muy llenas de alma. En ese sentido la música tradicional armenia me parece un filón.
El duduk, que es el instrumento nacional de Armenia, tiene un sonido dulce y con cierto aire melancólico, sin llegar a ser triste. Lo hace muy apto para provocar esa elevación y viaje. Por cierto, el duduk está hecho de madera de albaricoque, así que no es de extrañar que el sonido sea dulce.
A veces he utilizado también cantos de la liturgia ortodoxa, con esas voces que te transportan. Aunque procuro evitar cosas con voz, en líneas generales, y mucho más si tienen texto, porque no quiero despertar la atención de la persona que está en la camilla.
Un par de ejemplos
Un disco que he utilizado muchísimo y sigo usando es Music for Zen Meditation, de Tony Scott. El disco ya tiene unos pocos de años, puesto que se publicó creo que en el 1963 o el 65, no estoy seguro ahora. Es un disco maravilloso, es una fusión de la sonoridad del jazz y la música tradicional japonesa.
Por cierto, he hablado mal de la música new age, sin embargo, hay un disco, en realidad es la banda sonora de un documental y una exposición de Gregory Colbert. Se llama Ashes and Snow, merece mucho la pena. Hay distintos interpretes musicales; es muy bueno.
Obviamente, todo esto es muy subjetivo. Pero lo hago con un cierto criterio.
No te recomiendo que utilices un hilo musical; es muy cómodo, pero no controlas lo que suena.
¡Y quita la radio! Sobre todo la radio fórmula. Bueno, depende; digo que la quites, si quieres que tu espacio sea un lugar que inspire armonía y relax. La música pop, no es relajante, no está entre sus propósitos.
Hasta la próxima semana
Bueno, se nota que para mí la música es importante, ¿verdad?
No sé si para ti lo es. Lo cierto es que me encantaría que me contaras que importancia tiene para ti la música, y cómo la utilizas en tu cabina.
Bueno, que me digas eso o que me cuentes qué opinas de todo lo que he dicho, o tus sugerencias, o lo que me quieras decir.
Y sobre la música podría hablar muchas más cosas, pero no quiero robarte más tiempo. Así que tal vez en otra ocasión.
Lo que sí quiero es recordate que estamos cambiando de mes. Nos adentramos en marzo y eso quiere decir que el día 10 abrimos las puertas de la formación online, nuevamente, sólo para 5 personas, si quieres ser una de ellas, anota la fecha en tu calendario, ponte en contacto para que te hagamos llegar el mail con la apertura del plazo, que seguro que se agotarán las plazas muy pronto.
Y ya nada más que agradecer que nos escuches, y que nos escuchamos en la próxima semana, con más y mejor. Vamos, digo yo.
¿Alguna sugerencia o pregunta para el podcast?
Esperamos tus comentarios y valoraciones.
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