Tengo la cabeza loca
Introducción
Una letra flamenca, dice así:
“Tiro piedras por la calle
Y al que le dé, que perdone.
Tengo mi cabeza loca
De puras cavilaciones.”
Y sí, hoy vamos a hablar de la mente hiperactiva, un mal muy extendido.
El síndrome de la centrifugadora
Yo le llamo el síndrome de la centrifugadora. La cabeza con un torbellino de pensamientos dando vueltas y vueltas sin parar.
Y es que es muy común la preocupación, lo cual es una paradoja, ya que la preocupación es ocuparse de algo que no ha ocurrido y, por tanto, que puede que no ocurra.
Como suelo decir a menudo: yo no me pre ocupo de nada, prefiero ocuparme cuando venga. Lo cual dicho así parece muy fácil no preocuparse, ¿verdad?
Pues no, no será tan fácil dado que pocos lo consiguen. Digo, lo de no preocuparse.
No nos equivoquemos, la hiperactividad mental y la preocupación vienen a ser ir dándole vueltas a la cabeza sobre algo, como un tiovivo, un carrusel de pensamientos que no sólo no te llevan a ningún lado, sino que te impide dormir, te pone de los nervios, te va gastando mentalmente y a veces, te va sumiendo en tristezas, depresiones o vaya usted a saber…
Una frontera muy delgada.
Vamos a ver, yo no digo que no planifiquemos nada. Porque eso no tiene nada que ver. Una cosa es trazar planes para conseguir cosas e ir dando los pasos necesarios, y otra es ir improvisando sobre la marcha sin ton ni son.
De hecho, estoy ahora pensando que tal vez la falta de planes sea también causa de ese comerse el coco constantemente, porque cuando vas reaccionando a las cosas que pasan, te conviertes en una especie de bombero que va apagando incendios según van apareciendo. Y eso te va consumiendo y te va ir llevando a pensar en los incendios pasados, presentes y poco a poco en los futuros. Porque si hay algo seguro es que incendios habrá.
Combatir los incendios sin ser bombero
Así que ya vemos, una cosa es la reacción improvisada y otra es la planificación. Si eres capaz de ver las posibles cosas que pueden ocurrir, cuando lleguen no tienes que comerte el coco tanto, simplemente ejecutar tu plan.
Pero…
Sí, sí, que eso está muy bien. Pero, ¿y si ya estoy comiéndome el tarro con un millón de ideas y pensamientos que no me dejan descansar?
Mi experiencia
Voy a hablar de mi experiencia. No tengo más argumentos que esa.
Lo cierto es que me han venido en muchas ocasiones gente así. Si eres masajista o esteticista, seguro que tú conoces a mucha.
Y, con el masaje fácial japonés me han pasado varias cosas.
Mentes hiperactivas
De un lado, las personas que en la camilla no se callan.
De otro lado, las que tienen reacciones emocionales muy bestias y que rompen a llorar (a veces, pero más raramente a reír).
Otra veces, gente que sí, que viene a relajarse, pero que se aferran a la camilla, como no dejándose ni llevar ni relajar, como si fueran a perder algo, tal vez el control.
Una alumna
Hace poco, una alumna me dijo durante un curso que conocía a un familiar suyo que no paraba de darle vueltas al coco de tal manera que no podía apenas dormir y que estaba segura de que el masaje (la secuencia básica), le iba venir muy bien. Y pocos días después del curso, me dijo que le había dado el masaje y que se calmó, se durmió y luego le dijo que era la primera vez en años que la mente se había calmado.
¡Se había calmado!
¿Y cómo lo logró?
No olvidemos una cosa importante, lo que confiere el rasgo inconfundible al masaje facial japonés como un masaje oriental, no es su origen, sino la filosofía que le hace tener como objetivo armonizar la mente, el cuerpo y el espíritu de las personas.
Una mente hiperactiva produce un cuerpo tenso y un espíritu débil
A veces es al revés, es el cuerpo el que provoca la hiperactividad mental y la debilidad de espíritu.
Por lo general, las personas tensas y con mentes hiperactivos, tienen un ánimo débil y les cuesta más conseguir sus propósitos.
Desde el primer momento las técnicas del masaje facial japonés van encaminadas a la relajación de las personas.
También tiene técnicas neurosedantes.
Y, finalmente, el trabajo con los puntos de acupuntura (con los dedos, eso sí).
En la Secuencia Básica, se trabaja la región cervical y de hombros, de forma directa un punto de acupuntura (24 de RM) y de forma algo más indirecta el Yin Tang, que es un punto cuya función más destacada es calmar el Shen, el Shen es la mente.
Si a eso le añadimos las técnicas neurosedantes, tenemos un cóctel maravilloso para conseguir ese propósito.
Aún hay más
Pero la cosa no acaba ahí.
El sutil trabajo del drenaje, que es la parte final de la secuencia básica, contribuye a ese efecto.
Y en el tercer nivel, donde se ve el trabajo con los luos, que son los meridianos, y los puntos acupunturales, es algo de lo que ya prácticamente nadie se puede escapar.
Obviamente, trabajamos sólo los recorridos del rostro. Eso quiere decir que trabajamos los meridianos yang del cuerpo.
Claro, tú me puedes preguntar: ¿y qué es eso del yang? Seguro que algo conoces, por lo menos el signo del yin y el yang: ese circulo dividido por una especie de ese una mitad negra, la otra blanca, con un circulito negro en la parte blanca y un circulito blanco en la parte negra.
Digamos que el yang viene a ser movimiento, actividad. Vamos que si el yang está desbocado, pues será hipermovimiento e hiperactividad.
Nuestro trabajo consiste en equilibrar el yang, y por tanto, bajarlo si está en exceso o subirlo si está en déficit.
Y si estamos con una persona en hiperactividad, al calmar el yang, se calma no sólo su cuerpo, también su mente.
Es por eso que muchas personas, cuando salen de una sesión de masaje facial japonés, se van con un estado de euforia, de: “mmmm, qué bonito es el mundo” y la sensación de que se lo van a comer con papas.
¿cuándo fue la última vez que sentiste que te ibas a comer el mundo?
Esa sensación tan inequívocamente juvenil
Es por ello que en el masaje facial japonés, más que la juventud, proporcionamos espíritus joviales.
Y así es como el masaje facial japonés consigue calmar la mente hiperactiva. No sé si lo que te he contado tiene sentido para ti. Pero puedes hacerme llegar tus opiniones, sugerencias, y cualquier cosa que quieras. De hecho, lo estoy deseando.
Recuerda valorar este programa, este episodio con todas las estrellas del firmamento y te agradezco el tiempo que dedicas a escucharme.
Si además quieres formarte en el masaje facial japonés, espero que pienses en kaobido como tu escuela, que además, es la forma de sostener este programa.
Un saludo y feliz semana. Nos escuchamos la próxima semana.
Ah, no se me olvida; aquí tenéis al Pericón de Cádiz cantando «tiro piedras por las calles».

Ve al programa de la secuencia básica aquí
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