La lentitud
Introducción
En el episodio anterior, hablé de la relajación. ¿Te acuerdas de que ese tema lo elegí por una charla que tuve con unos amigos? El caso es que la relajación, decía, es necesaria por nuestro estilo de vida.
Fíjate que se ha convertido en una frase hecha. Y me temo que ya está un poco vacía de contenido.
Qué es “nuestro estilo de vida”
Lo vamos diciendo como causante de muchos de los males que nos acechan.
El estrés, con esa ensalada de hormonas que nos van provocando muchas molestias, es causado, por lo general, por la falta de tiempo para hacer cada cosa que “tenemos” que hacer.
Una historia sobre las prisas
Villaluenga del Rosario es un pueblecito de la sierra de Cádiz. Es muy bonito y te aconsejo que lo visites. Además, es donde se elabora el queso payoyo.
Ahí observé una situación que me encantó. Un grupo de chavales iba subiendo una cuesta, bastante rápido (el pueblo es muy chico, se ve en pocos minutos). Un hombre del pueblo que iba bajando la cuesta, se les cruzó y negando con la cabeza, dijo: «estos de la ciudad, siempre corriendo para no ir a ningún lado.»
No se viaja, se transporta
Recuerdo mis viajes, cuando era un niño a Madrid, iba a un internado y se tardaba unas 10 u 11 horas (si no había algún retraso, muy habituales, por cierto). Eso daba tiempo a charlar, a compartir, a conocer gente.
Hoy en día el viaje se ha convertido en un mero traslado, casi un trámite engorroso
Ventajas de la lentitud en el aprendizaje.
Mira, observa, analiza y escucha con atención las explicaciones.
Al repetir las técnicas, debes pensarlas, guiando tu pensamiento el movimiento, para eso hace falta lentitud en la ejecución, de lo contrario, tus manos harán lo que quieren, no lo que quieres.
En definitiva, lo que procuramos es aprender los movimientos desde el sistema nervioso central para conseguir el control del movimiento
Eso te da control, y te permite poder hacer lo que quieres, no lo que puedes.
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