Episodio nº 8.- La ambición del masajista
Recientemente ha sido el día de Internacional del masajista, y aprovechando ese reconocimiento, me he propuesto hacer una reflexión sobre esto de ser masajista.
Y, ala, aquí va este programa.
Además, envío a través de internet un enorme abrazo a toda persona que se dedica a los masajes.
Así que hoy me he propuesto hablar de la ambición del masajista, que puede igualmente aplicarse a la esteticista. Así que el abrazo de antes, va también para todas las que se dedican a la estética.
Menos mal que soy bastante grande y tengo brazos largos, porque no veas qué de gente tienen que caber en ese abrazo.
Cuando digo ambición me refiero a ese deseo casi irrefrenable de conseguir algo.
Lo que lleva a alguien a ser masajista.
Muchas pueden ser las razones de por qué alguien llega a ser masajista.
Por lo general suelen ser personas a las que siempre se les dio bien. ¿No te ha ocurrido alguna vez que te has sentido mal, no sé, unos hombros cargados, los gemelos duros y maltrechos, el cuello duro, tenso y molesto, y le has pedido a alguien que te dé un masaje? No me refiero a pedir cita a un masajista, me refiero a pedir a un amigo, a una amiga, a tu hermano a tu hermana, a tu padre, tu pareja, tu yo qué sé… Eso es muy normal, ¿verdad? Y a veces te encuentras con alguien que lo hace especialmente bien. Sabes que no es masajista, porque no lo ha estudiado, pero descubres que tiene esa intuición, esa cualidad que hace que su tacto provoque alivio. Claro, ya sabes a quién pedirle un masaje la próxima vez que sientas esa misma molestia.
Y la persona que ve que tiene ese talento, ¿qué le pasa? Pues se siente bien, se siente muy bien al ver que con algo que hace con sus manos, consigue que las personas se encuentren mejor.
En algún momento de sus vidas, hay un clic, un algo que hace que se decanten por el masaje para poder vivir.
De hecho, me he encontrado con muchas personas que lo eligen después de haber tenido un problema, resuelto con algún tipo de terapia manual. Y se deciden por el masaje para poder ayudar, del mismo modo que encontró alivio o solución para sus propios problemas.
Suele ser común que si alguien se hizo masajista porque le ayudaron a corregir problemas, por ejemplo de cervicales, se hacen especialistas en eso que les traía por la calle de la amargura y acaban ayudando a los que tenían su mismo problema, como en el caso del ejemplo: de masajistas que se especializan en aquello que les molesta.
También es verdad que hay otras personas que nunca probaron sus manos; no saben si se les da bien o mal; pero saben que es una buena forma de ayudar y se ponen a ello.
En definitiva, no importa el camino, el caso es que eligen ser masajistas para ayudar a los demás.
Cómo ser masajista.
Pero cómo ser masajistas y qué masaje elegir. Porque masajes, o terapias manuales, hay… el término masaje viene de amasar, y amasando se moviliza la piel y la musculatura: se frota, se agarra, se pellizca, se comprime… O no, no hay amasamiento, sino movilizaciones, estiramientos, percusiones.
Están los masajes que se aplican directamente sobre la piel desnuda, como el quiromasaje por poner un ejemplo, y otros en donde no es necesario desnudar la piel, pues no hay deslizamiento ni frotación, como es el caso del shiatsu.
Cuál elegir.
En mi caso, he de decir que desde pequeño me atrajo la cultura oriental: practiqué judo y kárate, me atrajo el taichi, que aprendí ya de mayorcito. En mi relación con el taichi, aprendí unas nociones muy básicas de tuina, que es un masaje chino. Y luego me encontré, casi por casualidad el shiatsu, que me fascinó, y de ahí el Masaje Facial Japonés, que me enamoró (aquello fue como un flechazo a primera vista).
Y de todo, me quedo con el Masaje Facial Japonés. El por qué es muy simple; es el tipo de masaje que más se ajusta a mi carácter, a mi personalidad y por ello es como un guante en mi mano, nos acoplamos masaje y yo y creo que es una forma relativamente sencilla de ayudar a las personas que tienen distintos problemas, haciendo, casi, lo mismo.
Una vez descubierto el masaje que te va, comienza un periodo de aprendizaje, de esfuerzo en el dominio técnico.. Eso lleva tiempo. Dependiendo del masaje elegido el tiempo de aprendizaje puede ser mayor o menor, pero hay que invertir tiempo de tu vida en el aprendizaje. Pero no sólo el dominio técnico, también está el desarrollo de las cualidades que debe tener un masajista. Esas cualidades están en relación con el trato a y con los demás.
Me vas a perdonar, pero no voy a hablar de las cualidades del masajista, puesto que casi son piropos, que no pienso autodirigirme (estaría feo, ¿no?). A fin de cuentas, yo soy masajista, y cuanto diga de buen, me lo estoy diciendo a mí mismo. Y es que los masajistas, ¡somos la caña!
Y esa es la ambición del masajista.
Ya te digo yo que si alguien quiere hacerse rico, el de masajista (o esteticista) es de los últimos oficios que se le ocurriría.
Se puede vivir bien, incluso con bastante holgura, pero jamás se hará rico… en dinero. Porque rico se hará en sonrisas, en gratificaciones, en bienestar y con una gran paz interna. Nada más maravilloso cuando te pagan con sonrisas y alivio a los males que has ayudado a disminuir, aunque sea.
Ser masajista es convertirse en un profesional de la ayuda a las personas.
Así que si tú quieres ayudar a los demás a través de los masajes, piensa en el Masaje Facial Japones como una herramienta de ayuda y a Kaobido como tu escuela.
Nuevamente te agradezco que nos escuches, y no olvides valorarnos con todas las estrellas del firmamento
Recuerda que puedes hacernos llegar tus comentarios, preguntas y lo que quieras que tratemos en el podcast que siempre, siempre nos hace mucha ilusión.
Un abrazo a todo el mundo y feliz semana.
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