Historia del Masaje Facial Japonés

El Masaje Facial Japonés hunde sus raíces en la Medicina Tradicional China, cuyos orígenes se remontan a los tiempos del emperador Huang Di (2697-2597 a.C).
Junto al Chi Kung, la Fitoterapia, la Moxibustión y La Acupuntura, el Anmo (o masaje) forma parte esencial de sus tratamientos.
Anmo, que significa empujar y frotar, tiene por objetivo el mantenimiento o restablecimiento de la salud, preservando constante y en equilibrio el flujo de energía (Qi) por todo el cuerpo a través de sus meridianos, que son como ríos que recorren el cuerpo transportando el Qi. Es el equilibrio de dicho flujo el que evitará la aparición de la enfermedad y su restablecimiento ayudará al cuerpo potenciando su sistema inmunológico.
Hacia el años 1300 d.C. los conocimientos de la medicina china llegaron a Japón.
El Anmo, (Anma en japonés) mantuvo fiel el objetivo de mantener el flujo de Qi para estimular la capacidad curativa del cuerpo.
A través de los años el Anma fue especializándose y adquiriendo características propias y distintas de las del original Anmo.
El masaje facial japonés es una de las especialidades del Anma, concebido no sólo como un masaje estético, sino ligado al concepto de salud. De ese modo, la belleza consistía en una apariencia luminosa, jovial, y a su vez de aspecto saludable.
El Masaje Facial Japonés forma parte del conjunto de técnicas del Anma Facial.
Beneficioso para mejorar el aspecto exterior del rostro y aliviar cierto tipo de problemas o dolencias de origen tensional como las cefaleas, migrañas, bruxismo, etc.